RÍO SAN JUAN. Cuando llega esta temporada del año de Semana Santa, muchos aprovechan para vacacionar pero otros ven en esta época la oportunidad ideal para desarrollar al máximo sus respectivos oficios.
Por lo menos en este municipio de Río San Juan así ocurre con los trabajadores informales del sector turismo conocidos como “los boteros”, quienes cada año ponen en esta Semana sus mayores expectativas en cuanto a aumento de ingresos, aunque en los últimos años el poco flujo de turistas no los ha beneficiado.
Se trata de un grupo de quince hombres que tienen su oficina en el patrimonio nacional de este municipio: la laguna Gri Gri.
En ese lugar se ganan el sustento para su familia mediante su actividad que consiste en transportar a los turistas en botes hacia distintos puntos de la costa, en su mayoría a las playas, que son el motor que mueve al turista hacia Río San Juan.
Playa Grande, Caletón, La cueva de las golondrinas y la piscina natural que es la Laguna Gri Gri, son algunos de los atractivos turísticos que forman parte del recorrido en bote que ofrecen, a un costo por grupo entre los trescientos a quinientos pesos, “todo depende del trayecto y de la cantidad de turistas que aborden el bote”.
Desde las 7:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde se encuentran estos trabajadores informales en la laguna compitiendo por la clientela que como indicaron se ha reducido en los últimos tiempos en comparación con épocas anteriores.
“Antes venía más gente a dar una vuelta en bote, en especial durante Semana Santa. Ahora vienen muy pocos” es la opinión general que se logra recoger al abordar a los boteros con respecto a la rentabilidad del negocio.
Y el panorama que se aprecia en el lugar les da razón.
Aquí la cantidad de botes atracados en la laguna sobrepasa la cantidad de turistas que frecuentan el ecosistema, por lo menos así andan las cifras con respecto a los que acuden al lugar con la finalidad de que se enciendan los motores de estas embarcaciones.
Esto preocupa en gran manera a los boteros que en su mayoría tienen más de cinco años realizando la actividad para sustentar a sus familias.
El declive en el sector turismo en el poblado es la principal causa de que su negocio informal no prospere .
“Un pueblo turístico sin turismo” es como define más de uno de los trabajadores de la laguna Gri Gri a este municipio.
Y con respecto a esta Semana Santa, la calificaron como fría en cuanto a actividad turística se refiere y en este sentido hicieron un llamado a las autoridades del pueblo “a hacer algo para salvar el turismo de aquí” que como indicaron “va en declive”.
Y aunque suene contradictorio, pese a la poca rentabilidad que tiene el negocio de los boteros, éstos en ningún momento hablaron de retirarse de la actividad y es que para estos hombres, llevar el título de su oficio, más que un trabajo es un estilo de vida.
Tanto así que en el pueblo muy pocos conocen sus nombres, los identifican como “el botero” o en otros casos como “Lino el botero” o “Juancito el botero”. Todos tienen distintos nombres y un solo “apellido”
Y por cierto, cuando no aparecen los clientes, ellos se las ingenian, y para no desanimarse salen a dar su vueltecita en sus propios botes y recrearse con uno de los paseos más espectaculares del país como es el trayecto desde la laguna Gri Gri en medio de manglares hasta desembocar en el Atlántico que en este lugar tiene las aguas más transparentes y las arenas más blancas del mundo.